Ha merecido la pena esperar. Tampoco es que haya sido muy puntual la señora encargada de abrir la iglesia de San Hipólito. Támara de Campos es una población con 70 habitantes, sin niños y con el 70% de sus gentes pertenecientes a la llamada Tercera Edad. En verano (ya no lo es, a estos efectos), la población se dispara hasta quizá el doble. Y tiene una iglesia con trazas de Catedral, que tuvo hasta canónigos a su cargo.
La señora me ha preguntado, mientras abría la iglesia con una llave antigua que podía medir 20 centímetros, de dónde venía. Y, al decirle que de Sevilla, me ha instado a localizar en la iglesia a un San Fernando. Estaba en el retablo del altar mayor, en un lugar ciertamente preminente. Pero, entre que cada vez estoy más cegato y que no llevaba encima una moneda de un euro para que se pudiera encender la iluminación del altar mayor, me ha tenido que ayudar la señora a encontrarlo.
Realmente, lo que ha hecho es darme cambio para poder echar la monedita en la máquina y accionar la iluminación del retablo. Y ha sido encenderlo y ahí estaba él, tan rey, tan santo, tan Fernando… No sé qué relación tendrá, si es que la tiene. Pero la reja que separa el altar mayor del resto del templo me ha recordado mucho a la que cumple esta misma función en la Catedral de Sevilla. Según la señora, la reja es de forja castellana, pero que se parece a la de Sevilla es algo que se lo han dicho también otros visitantes.
La iglesia de San Hipólito es espectacular, ya lo he dicho. De estilo gótico tardío, reúne elementos que abarcan desde el flamígero al barroco, pasando por el plateresco. Llama mucho la atención su órgano barroco, aún en uso (o, mejor dicho, en uso, de nuevo, tras su restauración). Éste se soporta sobre una columna de mármol, que en realidad es de madera policromada. También el púlpito (éste sí es de piedra), iniciado gótico y finalizado renacentista. La mayor parte de los retablos, incluido el del altar mayor, son barrocos.
Batalla de Támara
En Támara de Campos pudo haber tenido lugar en el año 1037 la famosa Batalla de Támara (o de Tamarón), los historiadores no terminan de ponerse de acuerdo, pues algunos la ubican en Tamarón, provincia de Burgos. Si fue aquí, en ella el rey Bermudo III de León perdió la vida a manos de Fernando I de Castilla, lo que trajo consigo la primera unificación, esta vez por la fuerza, de los reinos de León y Castilla.
Claro que Fernando I, al morir (seguramente un poco antes), decidió dividir el Reino de León para repartir entre sus tres hijos varones (García, Alfonso y Sancho) y que no se pelearan entre ellos por la sucesión. La jugada no le salió bien. Porque al cabo de poco tiempo, terminaron enfrentados y matándose entre ellos, con la mediación de la hermana Urraca. Mientras, la otra hermana, Elvira, iba a lo suyo. Pero ésa es otra historia.