Muy rápido, que no hay mucho tiempo. ¡Corred, que os lo perdéis! Aún llegáis a tiempo. Lo que que vais a ver es espectacular. No por las más de cien obras expuestas (y a la venta), que también; no por el impresionante abanico de artistas que han aportado su firma, su fama y su prestigio a la muestra, que por supuesto; no sólo por el tesoro que encierran esos muros reservados a la clausura, entre ellos la hermosísima imagen del San Juan recientemente atribuido a La Roldana, que obviamente; sino por lo que han sido capaz de movilizar un puñado de personas, de forma anónima, por amor al arte, movidas sólo por el afán de ayudar.
A mí la idea me la contó Mariló Rivera, procuradora en los tribunales de lunes a viernes, pintora en sus ratos libres y un torbellino de persona a tiempo completo. Pero sé que ella no está sola en esta aventura, y no quiero nombrar a nadie, para no dejarme a nadie fuera. Lo que también sé es lo que he visto este sábado, pese a la lluvia, en el convento de San Leandro.
Y no me refiero al San Juan de la Roldana, ni a las obras expuestas, maravillosas, para recaudar fondos y que las monjas agustinas puedan completar las obras de la hospedería con la que generar ingresos con los que mantenerse. Ni me refiero al espectacular retablo tardobarroco de la iglesia, que nunca se doró, ni al resto de las obras de arte (Duque Cornejo, Martínez Montañés, Francisco de Ocampo…) que se custodian en el convento.
Me refiero a la gente. A la cantidad de gente que ha asistido a la llamada, a pesar de la lluvia. Gente de todo tipo, de todas las edades, de todos los gustos. Gente que ha sentido el impulso de acudir a la exposición, de pagar la visita guiada del templo, de comprar alguna de las obras expuestas, de tomarse un café con una de las famosas yemas de las monjas, de quedarse a tapear en el ambigú extraordinario, en el sentido más amplio de la palabra, que se ha montado con ocasión del evento… Los organizadores estaban desbordados, cuando yo me he acercado esta mañana. Pero, sobre todo, emocionados por el alcance que esta iniciativa ha tenido. Está teniendo.
No quiero escribir sobre lo que he visto. No quiero contaros lo que os vais a perder. Quiero que vayáis y lo veáis con vuestros propios ojos, que lo experimentéis como yo lo he experimentado. Que compréis algún cuadro, si os gustan (que sé que habrá muchos que os gusten, pero igual ya están vendidos), que os toméis algo a la salud y en beneficio de quien lo necesita, y que disfrutéis conociendo un tesoro, otro más, escondido en pleno corazón de la ciudad. De corazón os lo digo. Tenéis lo que queda de sábado y todo el día mañana. Si os lo perdéis, que no sea porque no os he avisado.