Estamos saliendo a caminar sobre las 7.00. Se nota que el año pasado era abril, porque a esa hora aún era de noche. Este año estamos caminando todo el tiempo de día. Es un sol que calienta casi sin que se note. Hoy hacía 7 grados cuando iniciábamos la marcha. Un sol que te acurruca con cada rayo que se cuela entre los árboles y que, al final de la mañana, termina por quemarte los brazos desnudos.
Es un sol que me recuerda al de la canción de Lole y Manuel que dio nombre a su primer disco. «Un sol joven y fuerte, que ha vencido a la luna, que se aleja, impotente, del campo de batalla». Y, como en la canción, «el aire huele a pan nuevo, el pueblo se despereza, ha llegado la mañana».
Y con la mañana, los peregrinos. Hoy hemos ido por delante de la mayoría, porque los primeros 4 kilómetros de hoy para los que se quedaron en Bruma fueron nuestros últimos 4 kilómetros ayer. Aunque también es cierto que en este punto confluyen los peregrinos que iniciamos el Camino en Ferrol con los que lo hicieron en Coruña. El caso es que hemos caminado mayormente solos.
La etapa hasta Sigüeiro ha sido la más asequible, físicamente, hasta el momento. Desde luego, mucho más que las tres precedentes. Pero el cansancio acumulado comienza a hacer mella.
El arranque es cómodo y hermoso, a través de pistas forestales y por carreteras sin tráfico. Sin embargo, la llegada a Sigüeiro está precedida de dos interminables rectas que empañan la valoración global de la jornada. El silencio, hoy, lo ha roto el tráfico de la AP-9, en paralelo a la cual hemos caminado entres 2 y 3 kilómetros. Una distancia similar, calculo, a la de la travesía por el polígono industrial que hay a la entrada del pueblo.
El sol se toma un descanso
Hemos llegado con sol a Sigüeiro. Con sol y sin una sola nube, pese a las previsiones. Hemos comido con sol y hemos echado una breve siesta con el sol fuera, interrumpida por el sonido de una tormenta, la conversación de tres peregrinas extranjeras recién llegadas y el Habemus papam!
El sol se ha tomado un descanso. Parece que mañana nos llueve. La semana pasada parecía que nos iba a llover todos los días y sólo lo hizo en las primeras horas del lunes. Hemos caminado con un sol espléndido todos estos días.
Estamos pendientes de las previsiones meteorológicas. Tal vez adelantemos la salida de mañana para tratar de eludir la lluvia. Todo depende de lo que tarden en anunciar el nombre del nuevo papa.