Las motocicletas son para el verano

Granada es uno de esos lugares mágicos que tiene de todo y lo tiene todo muy cerca: patrimonio, cultura, historia, buen ambiente, costa, sierra...

Reconozco que hasta que no le puse la cara de Michelle Jenner nunca me había interesado demasiado el personaje. Luego empecé a leer cosas sobre ella y me cautivó. El personaje, no la actriz, que me cautiva sólo con esos ojos azules que tiene, sin que necesite más que esa mirada para atraparme. Dicho queda. Hasta el punto me cautivó el personaje, que hace unos meses decidí dedicar mi ruta de este año a la Castilla de Isabel la Católica.

En los viajes, especialmente cuando se hacen por carretera, tan importante y tan divertido y apasionante como la ejecución es la preparación del mismo. Pensarlo, diseñarlo, estudiarlo… A mí me gusta hacerlos temáticos. Principalmente, al hilo de algún acontecimiento histórico o siguiendo las huellas de la historia. Si alguien ha seguido este cuaderno de viajes, sabrá que hace un par de años recorrimos, entre otros lugares apasionantes, la Normandía del Desembarco y anteriormente la Baviera de Luis II y el Oktoberfest. (De ambos os enlazo aquí los siguientes resúmenes que publiqué en su día en el portal de viajes de El Mundo, Ocholeguas.com: Normandía y Los Alpes).

También sabrá quien haya seguido el blog (y si no, yo se lo digo ahora) que el año pasado nos dio por hacer la ruta románico-gastronómica del Camino de Santiago, desde Jaca, en los Pirineos oscenses, a la ciudad compostelana, después de haber realizado a pie unos años atrás los 112 últimos kilómetros del camino francés, en una experiencia fantástica, de la que en su día dimos puntualmente cuenta los tres peregrinos que nos embarcamos en aquella aventura.

Cuando escribo en este blog, que no es, para mi desgracia, lo a menudo que yo desearía, lo hago como cuando viajo en moto. Me dejo llevar, me pierdo entre sus líneas como entre los maizales de las carreteras, pero al final siempre vuelvo a encontrarme. Os contaba que este año quería haber hecho la ruta por la Castilla de Isabel la Católica (Madrigal de las Altas Torres -donde nació-, Arévalo -en cuyo castillo se crió-, Segovia -allí se encontraba entonces la Corte y allí se proclamó reina-, por supuesto Ávila, Guisando…), por ser más asequible desde la carretera que la España que unificaron ella y el rey Fernando de Aragón, que se extendía desde un extremo de la Península Ibérica hasta el otro e incluso allende los mares, que por algo le subvencionaron a Cristóbal Colón aquella locura suya de pretender llegar a las Indias navegando hacia el ocaso. Pero al final no haré este viaje este verano. Lo dejaré para otro año. Ahí dejo la idea, no obstante, por si alguien se anima y lo quiere hacer. Pero si lo hace, por favor, que nos lo cuente.

Este año, finalmente, viajaremos a Granada, reconquistada a los árabes, precisamente, por Isabel y Fernando, el mismo año en que Colón descubrió América. Sus tumbas, las de los Reyes Católicos, se encuentran en la Capilla Real de la Catedral de Granada, pero no ha sido visitar la tumba de Isabel I de Castilla el motivo de elegir este destino. Las cosas no estaban para hacer un gran desembolso de tiempo ni de dinero. Qué os voy a decir a vosotros que no sepáis. Y Granada es uno de esos lugares mágicos que tiene de todo y lo tiene todo muy cerca: patrimonio, cultura, historia, buen ambiente, costa, sierra… Y que cuando uno hace cuentas cae en que la última vez que estuvo allí fue… ¡hace veinte años! Imperdonable.

Así que en esta ocasión, el viaje será menos rutero que los anteriores, aunque también habrá curvas cuando nos adentremos en las hermosas Alpujarras por la ruta del barranco del Poqueira y lleguemos hasta Trevélez, el pueblo más alto de España, para reponer fuerzas. O cuando busquemos al sur un pedazo de costa tropical para comer pescado recién sacado del mar en Salobreña o Motril y nos perdamos en el paraíso de Calahonda. Pero habrá relatos, en cualquier caso. De todo (o casi) lo que hagamos: de la visita a la Alhambra, cuyas entradas las tenemos ya sacadas hace tiempo, al Parque de las Ciencias, al Albaycín (a ver si se ponen de acuerdo y deciden de una vez cuál es la forma correcta de escribirlo) y su mirador de San Nicolás y, por supuesto, de lo que comamos y bebamos, que este año no será muy copioso por mor, más allá de las apreturas económicas que todos tenemos, de las analíticas que los dos viajeros nos hemos hecho y que, en ambos casos, vienen a decir que hemos vivido muy bien -demasiado bien-, cosa que es cierta y aquí se ha dado buena cuenta de ello.

Este blog es, insisto que por desgracia -y por falta de tiempo-, como la moto o como las bicicletas de la obra de teatro de Fernando Fernán Gómez, casi exclusivamente para el verano. Las motos han pasado ya su pertinente revisión y están a punto de partida. Sólo queda que yo comience mis vacaciones. Y ya estoy en la cuenta atrás.

Nos vemos en la carretera.

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