A veces no es necesario estar encerrado entre cuatro paredes para que se eche en falta el aire. Ni hacen falta prisiones para que uno pueda llegar a sentirse condenado a una existencia inútil o vacía, ni altos muros que impidan dejar atrás una vida que pesa como la losa de una tumba, que te aplasta y te empuja a cumplir un destino que parece escrito desde el inicio de los tiempos.
Toni el pasmao, el protagonista de La orilla muerta (Serie Gong, 2021), la última novela de José Manuel Cruz, se patea cada día la ciudad como si ésta fuera un purgatorio. Se siente asfixiado por sus callejones, sus garitos, su olor… Se siente atrapado por el barrio en el que nació y que por algún motivo no puede abandonar. Y al mismo tiempo sabe que lo necesita, que fuera de ese entorno que le abruma, para él no hay nada.