¿Alforjas laterales o maleta de sillín? Me temo que hasta el domingo, las discusiones con Emilio, entre cerveza y cerveza, versarán sobre éste y otros asuntos de similar enjundia. Como si es mejor llevarnos la chaqueta de cordura o la de cuero, si los guantes de verano o si también los de invierno, por si nos hace frío algún día, si será mejor llevar paracetamol o ibuprofeno en el botiquín, o si cogemos la cámara de fotos compacta o la réflex, en cuyo caso habrá que decidir también si nos llevamos sólo el cuerpo con un objetivo o si nos llevamos varios… En fin.
Menos mal que ya descartamos lo de llevarnos el saco de dormir por si acaso, por si acaso… Admito que estaba llamado al fracaso, tanto si lo usábamos como si finalmente nos lo traíamos de vuelta sin usarlo. Pero conste que estuvimos a punto de incorporarlo a nuestro equipaje. Creo que la lucidez se impuso a tiempo y decidimos que, llegado el caso, si no encontrábamos donde domir sólo deberíamos pagar un hotel más caro. Pero no estamos ya, sobre todo mi colega, para andar tirándonos al suelo para dormir.
Confío continuar en mi línea de sensatez y hacer un equipaje decente para este viaje. Soy de los que están convencidos de que no hacen falta 15 mudas completas para 15 días de viaje. Sobre todo si es por Europa, donde se compra y se vende de todo, hasta detergente y ropa interior, y donde uno puede permitirse gastar un poco de agua para lavar una camiseta y unos calcetines.
Las mujeres, incluso las moteras, que nadie se ofenda, lo tienen más difícil. Porque aplazan el momento de tomar la decisión sobre qué ropa ponerse al instante mismo de vestirse. Pero, en este caso, nosotros no tenemos ese problema. Decidimos en el momento de hacer la maleta, y, luego, a la hora de vestirnos sólo cogemos la ropa que hemos metido. No habrá otra que nos haga dudar. Ergo, no hay por qué llevarse dos pares de botas, uno marrón y otro negro, por si acaso, ni cuatro jerseys, a juego cada uno de ellos con las diferentes combinaciones posibles de botas (marrones o negras) con pantalón vaquero o falda, ni, por supuesto, si se calzan sandalias, habrá que tener en cuenta que la elección tendrá que ser entre la falda estampada o la lisa…
No. Nosotros somos mucho más básicos. Para lo bueno y para lo malo. La parte más voluminosa del equipaje la llevamos puesta: las botas, el pantalón y la chaqueta, y el casco. Y en la maleta, da igual si alforjas o maleta de sillín, bastará con meter un par de pantalones ligeritos y una decena de camisetas y camisas, con algún jersey por si alguna noche refresca. Sin volvernos locos, que en Europa también es verano y también es agosto. La bolsa de aseo con el cepillo de dientes, un botiquín mínimo y poco más: el mapa de carreteras, el GPS y una cámara de fotos. Ah, y un poco de detergente para lavar los calzoncillos de vez en cuando.