En Francia, casi siempre, nos hemos alojado en los Etap Hotel, de la cadena Accor. Están muy bien de precio, se pueden contratar por internet, y ofrecen todas las comodidades que puede necesitar el viajero: aparcamiento, desayuno, conexión a internet… En alguna ocasión, hemos optado por los Ibis, que costituyen la siguiente categoría dentro de la misma cadena Accor, pero que en ocasiones tienen ofertas de precio que hacen que valga la pena. La cadena Accor tiene otros hoteles, los Formule 1, similares a los Etap Hotel, pero en los que el baño es compartido por varias habitaciones. Es una buena opción para los no muy escrupulosos. En Francia, alojarse en ruta es muy fácil y hay bastantes opciones en las que elegir.
Dicho lo cual, la ruta que seguimos el cuarto día de viaje nos dejó en Calais, donde al día siguiente embarcaríamos en un ferry en dirección a Dover, la ciudad de los grandes acantilados blancos desde la que emprenderíamos nuestra ruta a la inglesa, esto es, conduciendo por la iquierda.
Calais es una ciudad francesa muy británica: la arquitectura, los establecimientos, los rótulos… Todo y todos viven mirando al canal, Calais es puerta de entrada y salida del continente. Sólo por eso (y por contemplar la escultura de Rodin ‘Los burgueses de Calais’ frente al Ayuntamiento), merece la visita. Los amigos de la ingeniería disfrutarán también con las explicaciones y las muestras de lo que ha sido la construcción del túnel por el que circula el Eurotren, que une París y Londres en poco más de tres horas.