Dejamos atrás Normandía y atravesamos la Bretaña camino de Angers, en el valle del Loira. Espectacular ciudad, lástima que estuviera en obras. Cenamos en el centro y tomamos una cerveza junto a un edificio modernista, al lado de un cine que tiene por nombre el de una de las películas más significativas de Truffaut, Los 400 golpes.
