Los libros son para el verano. O, mejor dicho, el que no lee en verano es porque no quiere. Allá él, pero no sabe lo que se pierde. Se acabaron las excusas de falta de tiempo o de cansancio. Se puede leer de día, al sol, o de noche, al fresco. Los libros ayudan a despejar la mente y, al mismo tiempo, a amueblarla correctamente. Y en el peor de los casos, nos distraen y nos entretienen.
Libros hay para todos los gustos. Grandes, voluminosos, pequeños, breves, divertidos, serios, de ficción, de terror, policiacos, históricos, ensayos… hasta libros de cocina con las recetas más frescas para combatir el duro estío. Sólo es cuestión de decidir en cuál (o en cuáles) de ellos queremos sumergirnos para soñar, para aprender, para reír o para sufrir, que también en el sufrimiento hay quien encuentra placer.
En esta selección, subjetiva, por supuesto, se ha tratado de mostrar un abanico lo suficientemente amplio de lecturas para este verano, con el objetivo de que al menos alguno de los títulos propuestos pueda interesar a la mayoría de los lectores. Hay novela negra y de humor, hay ensayos y biografías, relatos cortos, clásicos reeditados y otros atemporales. Pero todos los títulos aquí recogidos obedecen a una intención sincera de proponer lecturas más allá de los grandes premios y las grandes firmas, con vocación de convertirse, los que aún no lo son, en lecturas atemporales. Así que, sin más, pasen y lean.