Atrás dejamos ya los caminos que don Quijote recorrió a lomos de Rocinante para adentrarnos en los que pisó Babieca a las órdenes del Cid. Recorrer España en moto y recordar lo aprendido en el colegio es todo uno. En el Sistema Ibérico, el jamón de Teruel no es de cerdo ibérico, sino blanco. Magnífico para comerlo con huevos rotos. Un jamón se recorta en el horizonte como un toro de Osborne o un asno de Rute, que también lo vimos al dejar atrás Córdoba.
Hoy el viaje nos ha llevado por carreteras de montañas una buena parte del tiempo. La serranía de Cuenca, donde se encuentran la ciudad encantada y el nacimiento del río Cuervo no parece manchega sino aragonesa. La montaña trae bosques y curvas y las curvas moteros. El reino de Aragón es customero. Qué emoción el primer saludo con el motero que va hacia el lugar de donde tú vienes. Es absurdo y quizá por ello resulta hermoso esa hermandad sin junta de gobierno, en la que quienes la integran han hecho juramento de socorrer al igual. Te da tranquilidad cruzártelos en carreteras como la que va de Cuenca a Teruel, por las que no pasa casi un alma. No todo está perdido.
Desde la primera vez que viajamos juntos en moto, Emilio y yo decidimos que pararíamos siempre que viéramos a un motorista arriado en la carretera, Por si podíamos ayudar. Cuando viajas sobre las dos ruedas, en ocasiones te puedes sentir muy desvalido. Una simple avería, un día de lluvia, una dirección que no encuentras… No habíamos llegado a Teruel aún. En la segunda parada para repostar, un motorista en una Triumph preciosa se unió a nuestra conversación. Nos contó, le contamos… Él iba de escapada solitaria de fin de semana. Nos explicó que alguna vez pasó por Sevilla camino de la concentración motera de Faro y nos indicó el calor que hace por esas latitudes… Por cierto, los que pensábamos, incluido yo, que aquí en el norte haría 15 grados menos que en Sevilla estábamos muy equivocados. Agosto es agosto en todas partes.
Este año nos hemos propuesto, llegado el caso, socorrer a motoristas y peregrinos, si hiciera falta. Jaca es uno de los puntos de partida del camino francés que lleva a Santiago de Compostela. Me la esperaba más jacobea, la verdad. Alguna concha hemos visto, como las grabadas en la fachada de la bella ermita de Sarsa. Pero poco más. Aquí la gente viene no para iniciar el camino, sino para esquiar. Cuando hay nieve, claro.
Mañana vamos a dejar descansar las motos y los cuerpos, Probablemente, nos quedemos en Jaca disfrutando de su particular románico y el dolce far niente. Y de alguna cerveza bien fría. El domingo, día del Señor, iniciaremos nuestro camino. Pretendemos pedir la credencial del peregrino, no para que nos den la compostela al final, sino como recuerdo. No sabemos si nos la darán. Mañana lo veremos.