El motero con el que coincidí anoche, David, ya se fue. Supongo que ya habrá llegado a Madrid, donde vive. Aunque, teniendo en cuenta que trataba de llegar de Gijón a Sevilla cuando terminó en Villalcázar de Sirga, todo es posible… Espero que haya tenido buen viaje, en cualquier caso.
Ante la amenaza de lluvia para los próximos días, hoy he intentado ir lo más al norte posible. Y, así, he llegado a comer a Cervera del Pisuerga y la tarde la he echado en Aguilar de Campoo. Si el tiempo lo permite, antes de regresar a casa volveré a subir, a ser posible hasta Guardo, que esta vez se me ha quedado pendiente, para hacer la que llaman la ruta de los pantanos, que termina precisamente en Cervera. También quiero volver a Aguilar de Campoo, que se me han quedado cosas por ver.
Mi ruta ha arrancado hoy en Carrión de los Condes visitando el Monasterio de San Zoilo, un mártir cordobés del siglo IV al que antes de matarlo le quitaron los riñones. No sé cómo acabaron sus restos allí, pero acabaron. Alguien los llevó. El monasterio, vinculado a la Abadía de Cluny, es espectacular. Románico en su origen (sólo conserva de este estilo la portada primitiva de la iglesia y la parte del templo destinada alos enterramientos), las ampliaciones y reformas sucesivas que ha sufrido nos han dejado una amalgama de estilos, armoniosa, eso sí, que incluyen elementos góticos y renacentistas, como su hermoso claustro plateresco. La visita ha merecido mucho la pena.

Palencia, siglo IV
Después de pasearme con tranquilidad y sin prisas por el claustro de San Zoilo, cogí la moto para visitar la villa romana de La Olmeda, cuyos mosaicos son ciertamente impresionantes y se encuentra muy bien conservados. Y eso que yo, viniendo de la tierra de Trajano y Adriano, estoy acostumbrado a mosaicos bien llamativos. También llama la atención el diseño y el colorido de los mosaicos. Se aprecia en la villa muy claramente la estructura que debió de tener en su época de esplendor aquella casa señorial, datada en el siglo IV. El mismo en el que vivió San Zoilo.
Se me hizo un poco tarde contemplando tanta belleza. Ya no me daba tiempo a pasar por Guardo si quería comer en Cervera. Así que tiré directamente para allá. Me costó encontrar un sitio para comer carne a la brasa, pues me habían hablado de la fama que tiene la carne de Cervera. Algunos asadores de los que me habían recomendado se encontraban «cerrados por vacaciones». En otros sitios sólo me ofrecían menú del día o un picoteo de tapas frías en la barra.
Finalmente encontré un sitio que se asemejaba a lo que iba buscando y creo que acerté. Gasolina se llama, con lo que me costó encontrar un sitio para comer es justo reseñarlo. No tenían de todo, pero el entrecot que me he metido entre pecho y espalda estaba para cantarle una saeta. Café, gasolina y vuelta a la carretera, ahora en dirección a Aguilar de Campoo, que se encuentra a sólo 25 minutos de Cervera. La llegada al pueblo resulta sobrecogedora, con la espadaña del monasterio de Santa María la Real dando la bienvenida al visitante.

La espadaña de Santa María la Real
Parte del monasterio está ocupado por un hotel. Y en el antiguo cenobio también tienen su sede un IES, el Santa María la Real, la UNED y alguna otra institución. Esto es, de alguna manera, consecuencia del tipo de rehabilitación-restauración-reconstrucción, capitaneada por José María Pérez ‘Peridis’. El monasterio se edificó entre los siglos XII y XIII. Presenta un estilo románico tardío, en el que se observan arcos que empiezan a ser apuntados y bóvedas de crucería.
En Aguilar de Campoo también he podido visitar la preciosa ermita de Santa Cecilia, iglesia del siglo XII que se levanta a los pies del Castillo de Aguilar, y la Colegiata de San Miguel, que sólo conserva de románico la entrada y el primer cuerpo de la torre. Por dentro es una iglesia gótica, presidida por un especatular retablo de estilo renacentista. En uno de los altares que se levantan en una de las naves laterales me he vuelto a encontrar a un rey don San Fernando, que diría el gran Silvio.





















A esta hora, ya en la cama, aún no sé a dónde me dirigiré mañana. Es posible que a la zona de Astudillo y Santoyo. Dependerá de cómo amanezca el día.