Como el cazatormentas va en busca de las tormentas para meterse en ellas y medirlas, así el motero va en busca de las curvas, para medirlas, recorrerlas, acariciarlas y hacerlas suyas. Curvas sinuosas, curvas rápidas, curvas lentas… Curvas para tumbar, para sentir la adrenalina, para salir airoso de ellas. Curvas como las de la guitarra que el músico sostiene entre sus manos, como las de la mujer que el hombre ama, curvas rectas y rectas curvas como en la canción de Antonio Flores. La vida y la muerte en una curva.
Este jueves me voy con un fotógrafo a tomar imágenes de curvas en la Sierra Norte de Sevilla. Y siento un pellizco…
(Foto de Carlos Márquez)