Siempre mantuve que en la edad media, cuando Santiago de Compostela se convierte en un centro de peregrinación sin necesidad de una Xunta que lo patrocine y mucho antes de convertirse en un negocio, los peregrinos que podían permitirse ir a caballo o en un carro no se hacían a pie los cientos o los miles de kilómetros que en ocasiones separaban sus lugares de procedencia de la tumba del apóstol.
Recorrerlo entero, o recorrer entero uno de esos caminos hacia el campo de las estrellas, que había y hay tantos como peregrinos se han puesto en marcha a lo largo de la historia, es un proyecto que tenía previsto llevar a cabo. Pero, por circunstancias de la vida (circunstancias felices que a los lectores de este blog no se le escaparán) ha tenido que ser pospuesto. Pero no será por mucho tiempo.
Ya hice los 112 últimos kilómetros del llamado camino francés a pie, una experiencia indescriptible pero maravillosa (del que dimos, los tres compañeros que lo hicimos, cumplida cuenta en un rincón del ciberespacio que os invito a que visitéis), y ahora me dispongo a hacerlo en moto, esta vez completo. No será desde Roncesvalles, sino desde Jaca, aunque haremos parada en Roncesvalles, por eso de hacernos la foto en el paso tradicional. Pero quiero hacer, sobre la base del camino francés, mi propio camino.
Con el motor de la moto aún caliente por el último viaje, no puedo evitar hacer planes para el próximo. Estáis todos invitados.