Primera etapa cumplimentada. He amanecido en Tui y he llegado a Porriño muy poco después de la hora del Ángelus. Y ahora estoy reponiendo fuerzas con una estrella Galicia, que por algo me dirijo al campo de las estrellas.
Ayer por la tarde sellé mi credencial de peregrino en Tui en la catedral, construida en el siglo XII con un estilo a medio camino entre el románico y el gótico. Pregunté (to loco) si tendrían algún oficio o misa tempranera para peregrinos hoy domingo por la mañana, y me dijeron que la primera (seguramente la única) era a la 1. Así que pasé de misa y esta mañana he empezado a caminar un poco antes de la Catedral, para iniciar en ella, simbólicamente, mi camino. Un camino que en mi interior comenzó hace ya algunos meses a 870 kilómetros de Tui.
No sé si es porque me siento en mejor forma, porque venía más mentalizado, por la experiencia de haber hecho el camino hace 15 años, porque la etapa era más bien corta y poco exigente físicamente, o por todo ello. Pero me he sentido muy bien todo el rato. Mejor que en la primera etapa desde Sarria hace 15 años. Sólo tras ducharme y cambiarme, mientras caminaba hasta el bar en el que escribo esto, he sentido que las piernas me pesaban. Pero nada que no se arregle estirando un poco y durmiendo una buena siesta.
Según la pulsera de actividad que me compré en Decathlon hace unas semanas, hoy, hasta el momento en que escribo estas líneas sentado en un bar, he hecho 16,99 kilómetros y 24.763 pasos. No es mucho… pero es más de lo que hago habitualmente. Y me siento bien.
He hecho esta etapa del camino prácticamente solo. Salimos unos cuantos casi a la vez y a todos los dejé que marcharán por delante. Quería caminar solo. Y solo he caminado casi todo el tiempo. Poco a poco los fui alcanzando a casi todos y dejando atrás. Esto no es una carrera, ni se trata de llegar antes. Pero si uno ha hecho el camino antes sabe que es más importante mantener un ritmo constante que caminar rápido.
A mí me ayuda mucho la música. La que tengo en mi cabeza, que no me gusta ir con auriculares por el camino, porque me pierdo muchas cosas. Ayer, mientras venía en moto a Galicia, no me quitaba de la cabeza el Hotel California de los Eagles. No sé por qué. Quizá por el comienzo: «On a dark desert highway».
Hoy ha sido Beethoven y el segundo movimiento de la Séptima Sinfonía. Sí, la que fue banda sonora de la película aquella de ‘El discurso del Rey’. Es una música fabulosa, a mí me fascina en particular. Y es muy fácil acomodar el paso del caminante al tempo de esta pieza maravillosa. Al fin y al cabo, somos ritmo. Que le pregunten a nuestro corazón. Si falta ritmo, malo…
Cuando caminas en silencio, lo oyes todo: el canto de los pájaros, el aire moviendo las hojas de los árboles, el agua de los arroyos como música que siempre ha estado ahí y que seguirá sonando cuando tú ya no estés… El silencio absoluto no existe en la naturaleza, es sólo un estado que te permite oír lo que el ruido diario no te deja. Hasta tus pensamientos.
Me he acordado mucho de Emilio, con quien hice el camino de Santiago en moto desde Jaca hace ya unos pocos de años. Y de Bea, con la que he caminado por la vida en estos últimos años. Que no han sido muchos, pero que a mí, ahora, me parecen siempre. Me he acordado de Brooklyn, ese sinvergüenza de cuatro patas que me tiene la casa llena de pelos, cuando he conocido a Quique, un perro adoptado en La Carlota (Córdoba) por una pareja de jóvenes de origen colombiano que vive en Madrid. Ellos partían conmigo de Tui y en algún momento, al llegar a Porriño, debían buscar un transporte que los devolviera a Tui, porque en Porriño no han encontrado un albergue que admitiera mascotas. Mañana retomarán el camino desde donde se quedaron para continuar a Redondela, donde ya sí han podido encontrar un albergue que les deja quedarse allí con Quique.
La de hoy ha sido una etapa realmente hermosa. El tiempo, algo fresco, pero seco y soleado, no podía haber sido mejor. La etapa discurre en su mayor parte por zonas boscosas, casi siempre en sombra. Incluso cuando se camina por la carretera, las más de las veces ésta discurre por zonas de bosque.
Notas complementarias
NOTA 1: No. No traigo ordenador. Estoy editando el blog desde el móvil. Disculpad las erratas.
NOTA 2: Empiezo a sentir agujetas. A ver cómo me levanto mañana.
NOTA 3: Llegando a Porriño, cuando faltan unos 5 kilómetros, existe una bifurcacion, que da a elegir entre dos caminos alternativos: hacia la derecha el tradicional, que atraviesa un polígono industrial, y el complementario, a la izquierda, un poco más largo y de una dificultad un poco mayor, pero a través del bosque. Yo elegí éste y creo que acerté.