Por circunstancias que no vienen al caso, la idea inicial de hacer el Camino de Santiago en moto (que sí, que ya lo hice a pie, que lo que yo quiero hacer y haré es otra cosa) se ha ido transformando en otra cosa. No sé muy bien cómo, la verdad. Íbamos a salir de Jaca y ahora no sabemos si llegaremos a los Pirineos por Salamanca o Valencia. Con tal de no hacerlo por Madrid, me doy con un canto en los dientes. Y nuestro destino iba a ser Santiago de Compostela, previa parada en tantos jalones del ‘camino’ y alrededores como nos viniera en gana. ¿Algún peregrino ha podido hacer turismo, pegarse un homenaje gastronómico en condiciones o disfrutar de tanto bueno como ofrecen las tierras del norte más allá de la propia experiencia impagable de hacer el camino? Os lo digo yo: no.
La idea es cojonuda, aunque sea mía. Pero va a tener que esperar. Hemos cambiado una catedral, la románica con fachada barroca de Santiago de Compostela, por otra, la que ordenara construir Luis II de Baviera a mayor gloria de Wagner en el centro de Alemania. Íbamos a alcanzar el final de la tierra (Fisterra) y ahora nos vamos, metafóricamente hablando, a tomar por culo. Anda que no está lejos Bayreuth.
En esta vida hay que probar de todo. Hemos cruzado el Canal de la Mancha con sombreros de ala ancha y ahora nos disponemos a llegar en moto hasta más arriba de Nuremberg para escuchar una ópera de Wagner. Hemos elegido una de las más aliviaditas, que el maestro alemán se las trae. Sólo cuatro horas y media en la grabación de Von Karajan de 1951, precisamente en el contexto del Festival de Bayreuth. Con los descansos (¿los habrá, no, Emilio?) estoy seguro de que nos plantamos en seis horas… Bueno, en el peor de los casos, que no se va a dar, será como un buen descanso.
Tenemos una semana para llegar a nuestro primer destino. Después, mi intención es llegar hasta Praga, en la República Checa, previa parada en Pilzen. ¿Sabéis por qué, no? Pues eso. Que ya que nos embarcamos en este viaje tan largo, no me voy a quedar a 268 kilómetros del Puente de Carlos, que une Malastrana y la Ciudad Vieja, separadas por el río Moldava, sin hacerle una visita a mis amigas las checas. Pilsner Urquell y Budweisser.
Os tendremos al tanto. Apuntaros de momento la fecha de salida: 17 de agosto. La expedición estará formada por los mismos que la formaron el año pasado, aunque un años, los dos, más viejos. Nos vemos en la carretera. Sed felices.